15 de septiembre de 2013

Demanda.

Ser consciente de mis demandas es una de las cosas mas perturbadoras que me han pasado últimamente.
Está empatados en iguales condiciones para ganar, con mi accionar ante este saber.
Una especie de autoboicot que solo busca generar rechazo en el otro, a toda costa.
Es como si quisiera que tarde o temprano todo se fuera al tacho.
No logro discernir cual de todas las cosas es la que peor me hace.
La demanda, el efecto de conocerla, el autoboicot...
Agresividad, es lo único que me sale como modo de defensa, aun así en esa agresividad está contenido el mas puro afecto.
Y al escribir esto, nuevamente estoy buscando destruirme.
Porque decir verdades, exponerse es inmolarse, desde esta madeja de inseguridades.
Es Como un intento de darle un fin a algo que creo que lo tiene, pero desde mi posición.
Como si tomar las riendas de ello me dignificára.
Perdí neuronas y puntos en la barrita de dignidad, de este especie de Sims.
No podré jamás creer que me quieren, jamas creer que no hay algo que esté haciendo mal.
Si no hay algo mal, voy a buscarlo. No puede estar bien, no lo tolero.
En algún lugar de mi, hay algo que me incita a estallar, pero la idea de la perdida es algo que todavía no logré asumir.
Este constante trabajo que me deja un escalón mas abajo...
Hay algo en la constante aceptación, en la cordialidad que me suena a falsedad.
Aunque digan que no.
Aunque juren que no es así.
Soy la obsesiva pensante, muerta, ajena. que mira la escena
que mi histérica embebida actúa.
Estoy buscando un extremo.
Algo que me quite la ambivalencia.
Donde no pierda, ni gane... porque ganar sería a su vez perder.