6 de febrero de 2015

Una pequeña historia acerca del estar.

Rosario estaba enamorada de Martín. Lo quería a pesar de sus defectos y por sus defectos.
Intentaba que aquello funcionara, realmente lo intentaba. El había sido un amor, un hombre normal, había estado vivo.
Aquella vez, en que notó la mirada de ella, intensa, sus mejillas sonrojadas.
Aquellas veces en las que había cosechado papeles de ananá para que se acumularan como cartas de amor en el fondo de una caja.
Aquella vez en que había cubierto su espalda fría y esos momentos en que había estado mas presente que la presencia misma.
Resultaba extraño como Martín podía haber hecho todo ello sin ser un humano que pudiera sentir amor.
El negaba sentimientos, sin embargo empíricamente esto era refutado.
La teoría a la defensiva no era muy fuerte, sin embargo no siempre tenia razón.
Rosario se sentía agotada de intentar, pero no podía dejar de hacerlo.
Era una muchacha a la que la teoría la abrumaba.
Muchas veces había dado el brazo a torcer, sin embargo siempre volvía a luchar.
Martín decía una y otra vez que no podía.
Rosario no entendía la definición de "poder"
Martín simplemente estaba. No huía, no desaparecía.
Rosario se mantenía firme, siguiendo el camino por las pequeñas migajas.
Martín estaba ahí para Rosario.
Rosario lo acompañaba incondicionalmente.
A pesar de él y por él.
Rosario lo quería. Estaba cansada.
Martín simplemente estaba.

Una vez

Una vez salí con un chico que decía no sabia reír
y lo vi reír, lo vi feliz.
Una vez salí con un chico que decía no amaba
y me sentí amada
Una vez quise querer dejar de querer
y no lo pude odiar

Una vez fui primeriza
inocente
romántica
Y sigue siendo la primera vez

Una vez me dijo que no podía
y no lo escuché
y en mi inocencia, el podía.