Saturday night

Fueron apenas un par de días, fueron eternos. 

Tomábamos algo, escuchábamos música, vos leías, yo leía.

Vos leías y yo te veía leer.

Pegaba el sol aunque la persiana estuviera baja para parecer lejanos de lo que sucedía al lado.

El colchón estaba en el piso y la música tapaba el sospechoso silencio. 

Sonaba un recital de Morrisey. Si, todo el recital.

A veces lo escucho recordando segundos exactos.

Se hizo de noche y yo hacia que leía, a duras penas lograba hacerlo de verdad.

Sonaba Saturday night, -me- la cantabas.

Al barro tal vez

Demando lo que no me quieren dar.
Es hermosamente de manual el modo en que me deshago ante él.
Me deshilacho como un viejo trapo ahi desechada.
Y vuelvo a demandar, a chocar, a ser rechazada. A eso voy.
¿A qué mas sino?
¿Que puedo esperar?
¿que puedo querer?


Y no es él, sino el mundo.
O yo que voy al barro descalza esperando caminar sobre el sin hundirme un milímetro.
Es que espero llegar al otro lado, donde creo hay prados y jazmines.


O espero caer al barro, solo que no soy capaz de soportarlo.
Ya caí y seguí cayendo.
Y seguí cayendo.